En el invierno de 1943, mientras la Segunda Guerra Mundial alcanza su punto álgido, todos los rastros del fallido intento alemán de asesinar a Winston Churchill han sido cuidadosamente enterrados en una tumba sin nombre en el pueblo de Studley Constable, en Norfolk. Sin embargo, dos de los cabecillas más buscados siguen vivos. La inteligencia británica recibe informes inquietantes desde el castillo de Wewelsburg, la base de poder de Heinrich Himmler. La misión aún no se ha cumplido. Por el bien de la patria, el Reichsführer exige el regreso del águila.