En el cuarto tomo de la serie Eragon, los rebeldes se enfrentan a su última oportunidad de derrotar al Imperio. Con ciudades asediadas y antiguas profecías en juego, Eragon y Saphira deben encontrar la fuerza para derrocar al rey maléfico Galbatorix y restaurar la paz en Alagaësia, sin importar el precio. ¿Por qué Galbatorix no destruye al ejército que marcha hacia Urû'baen, su capital? ¿Qué está tramando? ¿Por qué permite que los Vardens y sus aliados continúen su conquista de sus plazas fuertes?